Si la política es
la disputa por el sentido de una sociedad, como afirma Michel Foucault, América
Latina se preocupó porque la política apareciera en el centro del escenario subordinando
a la economía. América Latina (y la mayoíra de sus representantes) hizo
propias las afirmaciones del notable dirigente sindical Germán
Abdala quien sostenía que los obreros, los sectores más humildes, eran los que
más necesitaban de la política. Decía textualmente: “Hay que volver a hacer
creer que la política sirve, porque este es tal vez el triunfo más alto de
ellos, o sea de los poderosos, de los que no necesitan la política para manejar
el poder, porque tienen el dinero, tienen las armas, tienen todo eso. El pueblo
necesita la política para ponerle reglas de juego a ellos.” Junto con el
retorno de la política, el Estado volvió a recuperar presencia y accionar
limitando el culto a la mano invisible del mercado, que si existe se aproxima a
un carterista más que a un equitativo distribuidor de ingresos.
miércoles, 18 de diciembre de 2013
sábado, 12 de octubre de 2013
Inmortalidad
¿Qué va a ser de mí?
yo mismo no sé en qué
tierra dejaré mis huesos.
Ernesto Guevara.
yo mismo no sé en qué
tierra dejaré mis huesos.
Ernesto Guevara.
“¡Tirá cobarde, no tengas miedo que vas a matar a un
hombre!” fueron las últimas palabras con marcado acento argentino pronunciadas
por el Che con una fuerza y firmeza que conmovieron a los presentes en la
escuelita de la Higuera y, en especial, al militar Mario Terán, a quien le
tembló la mano para fusilarlo. El Che puso su protuberante frente en alto y
expuso a los verdugos con firmeza su tórax que recordaba las historias de
agobiantes asfixias infantiles.
Ernesto "Che" Guevara vive en la imaginación
colectiva a manera de leyenda latinoamericana que simboliza una esperanza de
liberación de las sociedades oprimidas por el "Imperialismo
que construye el capitalismo". Esto hace que el "Che", a través
de los rasgos más característicos de su humanismo revolucionario, nos permita seguir
hablando, aún después de tantos años de su muerte, a cada una de las personas
con ideas de lucha, sobre todo a los jóvenes, enviando un mensaje de esperanza
y un llamado a comprometerse en aras de un futuro diferente.
Muchos jóvenes no lo conocieron. No saben qué hizo pero, en
sus pósters, lo lucen diariamente. El rostro del Che Guevara, es parte de su
atuendo que ven en el personaje histórico revolucionario un ideal que se opone
a la injusticia.
Fue argentino, cubano, peruano, y sobre todo "hijo
predilecto" de Latinoamérica.
Ernesto Guevara Lynch no creía en milagros y detestaba el
dinero. Será por esto que los viejos juran que cuando Ernesto exhaló su último
aliento, el cielo se ensombreció a pleno día y el alma del mártir ascendió a
las alturas, envuelta en una especie de luminaria o fuego fatuo. Desde afuera
llega la voz caribeña del cantautor Silvio Rodríguez, entonando «aquí se queda
la clara, la entrañable transparencia, de tu querida presencia, comandante Che
Guevara».
La noticia de la muerte de El Che circuló horas antes del
desenlace, alguien dio la orden de no disparar en lugares visibles para que no
tenga una muerte fulminante...una cruel agonía sacude el cuerpo del guerrillero
hasta que un sargento, ebrio también, le remata apoyando su pistola en el
costado izquierdo mientras aprieta el gatillo.
Pero la alevosa muerte no silencia su epopeya. Sobre ella
se levanta y recorre el mundo que le honra admirado. Los asesinos han quedado
para siempre en el olvido. Desde entonces donde quiera que se alza una causa
justa le acompaña la imagen del Che. Ella es la insignia del valor en todos los
combates. En las banderas, en los carteles, en las remeras de la juventud
aguerrida y audaz que avanza hacia nuevas conquistas de justicia está el
rostro, la vida y el sentir de El Che Guevara.
sábado, 13 de julio de 2013
Las hojas
"Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida"
Woody Allen
Las hojas
caen libres
como
pétalos
descolgados
de labios
suaves
y a su vez
tristes.
Las hojas
se
desprenden
como besos
inmunes
al rocío
venenoso
de una
sociedad
residual.
Las hojas
se apartan
ingenuas,
como
hombres
cansados
de nuestro
futuro
más
próximo.
lunes, 17 de junio de 2013
sábado, 8 de junio de 2013
El grito
"La noche tiene la forma de un grito de lobo"
Alejandra Pizarnik.
Escucho un grito. Es un fuerte grito oscuro con cierto
destello de amargura.
Todo (o casi todo lo que creo conocer) parece diluirse en ese
sutil grito que cubre la realidad con una magnifica evocación. Es el colchón
perfecto como de violines desafinados que adornan la suave y tenue penumbra de
una noche testaruda.
Una mujer petrificada junto a un viejo árbol parece clavar su
mirada en mis ojos, pero al correrme noto que sus ojos no hacen más que
penetrar en el infinito de un horizonte inalcanzable.
Todo es negro, melancólico, triste. Y el grito es inagotable,
duradero, profundo. Cada vez hay más oscuridad y el grito cada vez es más
desgarrador. Intento escapar sin poder
moverme mientras con un fantasma gris que tiene el rostro de un ángel. No me pregunten
cómo pero puedo reconocer de manera certera esas dos rarezas en términos de
cordura. Con un brusco movimiento en el aire, creo soltarme de una fuerza
invisible que presiona. Zafo y prendo un cigarrillo que se consume velozmente
sin darme lugar ni siquiera a un fugaz goce.
Tiemblo y la confusión se apodera violentamente de mí.
La penumbra a esta altura ya es total.
Vuelvo mi cabeza hacia atrás y veo frágiles rostros que
combinan perfectamente una serenidad abrumadora con un sesgo de maldición terrorífico.
Estoy en algún lado conocido y olvidado en donde
(extrañamente) la memoria me domina y la amargura me invade. Estoy perdido en
el pasado, lidiando con las torturas de todo lo que puedo recordar, con las pérdidas
que impone de manera autoritaria la vida,
con las desdichas de mis acciones, con la agonía de un amor perdido.
En el medio del paisaje aturdidor vuelvo a ver a la mujer.
Está llorando y el grito es de ella. Mi cuerpo sangra. No sé por qué pero mi
cuerpo sangra y parece mutilado por la acción inviolable y cruel del tiempo, de
sus marcas precisas, de su descomposición inapelable.
Un libro se posa en mis manos y me calmo sintiendo un fuego
en el pecho.
La mujer otra vez está ahí con su grito. No logro reconocer
su rostro pero de alguna manera identifico a esa mujer con mi madre, con su
grito perdido en el vació que pide desesperada una ambulancia para su hijo.
sábado, 20 de abril de 2013
Destino
"No olvides tu historia ni tu destino"
Bob Marley.
No está más,
y no entiendo por qué.
Desapareció, como van desaparecen las cosas que uno quiere, las que hacen bien, esas en las que no hace falta ponerse a pensar para saber que las va a extrañar.
Bob Marley.
Desapareció, como van desaparecen las cosas que uno quiere, las que hacen bien, esas en las que no hace falta ponerse a pensar para saber que las va a extrañar.
La última
mirada, esa que se cuela en el fondo de cada momento sublime por el que
transito, y transitamos.
Porque se sigue transitando a pesar de todo,
con el peso del alma en nuestra espalda susurrándonos crudamente nuestros
errores. Entonces lloramos y descubro que hay que tener coraje y ser fuerte,
para transitar y para no hacerlo también.
En realidad para todo hay que tener coraje. Y
valor. No nos olvidemos del valor. Aunque no parezca, es fundamental. Porque te
da la pauta de un pobre pensamiento de auto-conservación,
y te sacude. Y ahí vas y te mandás. Nada más, punto. Que sea lo que tenga que ser. Y explota
aunque no sabés qué y se funde con todos los sentimientos que se pueden
contener en la amargura y el odio, pero
no alcanza y te desbordás. Llegan las lágrimas, conseguís algún abrazo y volvés a romper en un llanto furibundo y amarillo,
como de plástico.
Aunque antes
estuviste inmóvil, abrazado al viento y pidiendo a gritos libertad, fueron como
dos horas para decidirte. Porque el miedo también juega. Tiene un papel más que
importante. Se encarga de casi todo lo poco que te queda. Va silencioso y casi
no se nota, porque nadie lo quiere pero nadie puede escapar de él, entonces es
un problema porque está y te carcome día a día, minuto a minuto, pero nadie se
hace cargo pero está ahí, como el sol en la noche y el odio en lo que parece
amor.
Entonces se
sigue… mintiendo, escapando, extrañando, esquivando, mandándose y sobre todo teniendo
mucho miedo. Por que sabés que se termina, tarde o temprano se termina y no hay
más nada, o sí, pero vos no sabés, entonces el coraje y el valor queda reducido
otra vez al miedo, ese que de golpe aceptás y lo enfrentás con la certeza de
una agonía segura, porque ya perdiste muchas cosas y por mas que seguiste y que
algunas batallas ganaste [o por lo menos
creíste haberlas ganado] en el fondo, muy en fondo, pegado al coraje y
al valor no hay más remedio que seguir siendo cobarde contra nuestra voluntad,
para a pesar de todo, seguir perdiendo.
sábado, 23 de marzo de 2013
Engaños
"Los sueños son las únicas mentiras que pueden dejar de serlo"
Sigmund Freud.
Emprendo
el viaje
con la cordura
necesaria
y las penas
renovadas,
truncas,
que permiten
enfrentar
las desdichas
de cualquier
camino,
para ser
sin excusas
y no dejar
de sentir
entre miradas
que se presentan
fantasmagóricas
y me cubren
y me abrazan
y me besan
apasionadamente
y de apoco
me quitan la vida.
viernes, 22 de febrero de 2013
Divisiones de siempre
"El motor de la historia es la lucha de clases"
Karl Marx.
El odio es
una emoción de profunda antipatía, rencor, disgusto, aversión, enemistad o
repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar,
limitar o destruir el objeto odiado. Por
ser emoción no se puede evitar, está ahí en consonancia a nuestras
creencias y valores.
Desde
que las Fuerzas Armadas han perdido su peso para intervenir en los momentos
adecuados para restablecer el equilibrio del poder en beneficio de los sectores
tradicionales, son los medios dominantes los que cumplen la tarea de erosión y
desgaste; se horrorizan porque la sociedad está dividida obviando las
divisiones más violentas que en esta generan.
¿En
qué momento cualquier sociedad vivió en completa armonía? Si alguien encuentra
la respuesta, en beneficio propio seguro la arrojará al vacío.
Es
innegable que estamos en un mundo de exclusión donde aquel que excluye se
refugia -principalmente- en su posición económica.
Aquel
es gordo, aquel negro, drogón, alcohólico, gay, aquel tiene un “jean trucho”,
no tiene zapatos, vive allá…¡¡¡CUIDADO!!!
El
poder y sus representantes hablan de armonía, consenso, diálogo, de un mundo
basado en la justicia y no como en realidad sucede en la apropiación y el
despojo.
Y este poder el que puede, presumiblemente envenenar a Mariano Moreno, fusilar en Navarro a Manuel Dorrego, desterrar a San Martín, Rosas y Artigas, asesinar a Monteagudo, escribir ¡Viva el cáncer! sobre la enfermedad de Evita, bombardear Plaza de Mayo, proscribir a Perón, ocultar y vejar el cadáver de Eva Perón, atacar con agravios al Doctor Alfonsín, fusilar en los basurales de José León Suárez, aplicar el terrorismo de estado y sembrar el territorio de campos de concentración. Todo en nombre de combatir a los que odian.
Y este poder el que puede, presumiblemente envenenar a Mariano Moreno, fusilar en Navarro a Manuel Dorrego, desterrar a San Martín, Rosas y Artigas, asesinar a Monteagudo, escribir ¡Viva el cáncer! sobre la enfermedad de Evita, bombardear Plaza de Mayo, proscribir a Perón, ocultar y vejar el cadáver de Eva Perón, atacar con agravios al Doctor Alfonsín, fusilar en los basurales de José León Suárez, aplicar el terrorismo de estado y sembrar el territorio de campos de concentración. Todo en nombre de combatir a los que odian.
Arturo
Jauretche, con la profundidad que lo caracterizaba, escribió: “Ignoran que los
pueblos no odian, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca
alegría, mientras perder privilegios provoca rencor.”
Las
sociedades desiguales engendradas por el sistema capitalista multiplican los
escenarios de conflicto y habrá que observar el devenir de estos procesos para
desentrañar las claves, que permitan a las acciones colectivas romper con el
aislamiento y la atomización para encaminarlas en sentido genuinamente
transformador de realidades que además de la irritación deberían también
despertar la solidaridad.
sábado, 2 de febrero de 2013
Cosas de siempre
"Conocer el amor de los que amamos
es el fuego
que alimenta la vida".
Pablo Neruda.
No se pueda escapar
cuando la salida
se enclava
en lo que sentimos.
¿pero qué nos guía
o qué nos hace
sentir lo que sentimos?
Las respuestas
caen sin prisa
en el hueco que deja
cada uno de nuestros deseos,
de nuestras debilidades
y nuestros enamoramientos.
No hay puntos finales
cuando la tinta se seca
en el camino
de un beso que no fue.
No hay límites posibles
a la esclavitud
de
nuestras más terribles derrotas.
Sólo nos queda aceptarnos
y ser parte de ese
dolor que lastima,
sobre todo (lo terrible es que lo sabemos)
por que aparece
después
de creer en el otro,
en los proyectos
y en el amor.
Sin embrago;
nada de lo que deseamos
pasa,
y
aunque sea difícil de aceptar
esto nos permite mantenernos vivos,
y
fundamentalmente
convertirse
en la excusa perfecta para
tomar unas cuantas cervezas
con la gente que queremos.
miércoles, 2 de enero de 2013
Relatos
“Recordar es fácil para el que
tiene memoria.
Olvidarse es difícil para quien tiene corazón.”
Gabriel García Márquez.
Del estruendo pertinaz del
ladrido de los perros en aquellos veranos en que las bicicletas eran aviones
que andaban a toda potencia y el club sombreaba con sus paraísos el paso de las
muchachas que nos atraían, vienen a
veces nuestros más gratos recuerdos.
Decir gratos no es asegurar que
fueran grandes o importantes, sólo desmesurados en la memoria, porque en aquel
tiempo todo era mínimo, acotado y lo único realmente grande o muy grandes eran
los sueños.
¿Quién o qué desata el hilo de
cada historia, de cada relato? ¿Quién quita el nudo de esa madeja enrevesada
que descansa en el lugar más recóndito y suspendido de la memoria?
¿Y ese relato, cuando se libera
para quién no lo hace?
Y cuando eso sucede, tampoco
sabemos por qué lo hace ni cómo, pero sí sabemos para qué. Para que cado uno de
nosotros encontremos en ese abanico gigante de vivencias nuestras propias
historias.
Entonces… ¿Quién desata el relato?
Nosotros.
Los que quedamos con este cúmulo
de sombras entre los dedos asombrados, los que no queremos dejar morir el rostro
borroso de las personas que fueron cómplices o víctimas de cada una de nuestras
aventuras, los que nos aferramos a todos los recuerdos que se actualizan
súbitamente en cada cerveza que decidimos compartir, en cada nueva historia que
escribimos con pasión.
De todos modos me queda el
consuelo -mínimo y módico- de retener este hilo único del relato, donde los
protagonistas somos nosotros de manera estelar, y lo voy desenhebrando con
lentitud para que todos puedan ver aquella trama significativamente viva que se
resiste a morir pese a todas las incertidumbres que nos acosan en este
inminente escenario de los tiempos por venir.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)