¿Qué va a ser de mí?
yo mismo no sé en qué
tierra dejaré mis huesos.
Ernesto Guevara.
yo mismo no sé en qué
tierra dejaré mis huesos.
Ernesto Guevara.
“¡Tirá cobarde, no tengas miedo que vas a matar a un
hombre!” fueron las últimas palabras con marcado acento argentino pronunciadas
por el Che con una fuerza y firmeza que conmovieron a los presentes en la
escuelita de la Higuera y, en especial, al militar Mario Terán, a quien le
tembló la mano para fusilarlo. El Che puso su protuberante frente en alto y
expuso a los verdugos con firmeza su tórax que recordaba las historias de
agobiantes asfixias infantiles.
Ernesto "Che" Guevara vive en la imaginación
colectiva a manera de leyenda latinoamericana que simboliza una esperanza de
liberación de las sociedades oprimidas por el "Imperialismo
que construye el capitalismo". Esto hace que el "Che", a través
de los rasgos más característicos de su humanismo revolucionario, nos permita seguir
hablando, aún después de tantos años de su muerte, a cada una de las personas
con ideas de lucha, sobre todo a los jóvenes, enviando un mensaje de esperanza
y un llamado a comprometerse en aras de un futuro diferente.
Muchos jóvenes no lo conocieron. No saben qué hizo pero, en
sus pósters, lo lucen diariamente. El rostro del Che Guevara, es parte de su
atuendo que ven en el personaje histórico revolucionario un ideal que se opone
a la injusticia.
Fue argentino, cubano, peruano, y sobre todo "hijo
predilecto" de Latinoamérica.
Ernesto Guevara Lynch no creía en milagros y detestaba el
dinero. Será por esto que los viejos juran que cuando Ernesto exhaló su último
aliento, el cielo se ensombreció a pleno día y el alma del mártir ascendió a
las alturas, envuelta en una especie de luminaria o fuego fatuo. Desde afuera
llega la voz caribeña del cantautor Silvio Rodríguez, entonando «aquí se queda
la clara, la entrañable transparencia, de tu querida presencia, comandante Che
Guevara».
La noticia de la muerte de El Che circuló horas antes del
desenlace, alguien dio la orden de no disparar en lugares visibles para que no
tenga una muerte fulminante...una cruel agonía sacude el cuerpo del guerrillero
hasta que un sargento, ebrio también, le remata apoyando su pistola en el
costado izquierdo mientras aprieta el gatillo.
Pero la alevosa muerte no silencia su epopeya. Sobre ella
se levanta y recorre el mundo que le honra admirado. Los asesinos han quedado
para siempre en el olvido. Desde entonces donde quiera que se alza una causa
justa le acompaña la imagen del Che. Ella es la insignia del valor en todos los
combates. En las banderas, en los carteles, en las remeras de la juventud
aguerrida y audaz que avanza hacia nuevas conquistas de justicia está el
rostro, la vida y el sentir de El Che Guevara.
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