viernes, 9 de marzo de 2012

Recuerdos
                                    Por Ariel Fernandez
Aquellas tardes en que nos eternizábamos en la antigua cancha de hockey  del glorioso "Monstruo” o la de fútbol 5 de "Dieguito" en plena madrugada jugando interminables partidos "a la pelota", como llamábamos a esos picados donde poníamos las garras y la pasión de una final.
Cuando conversamos con algunos de aquellos compañeros de infancia, amigos lejanos, cuando podemos vernos y darnos un abrazo, comprendemos que todo aquello no fue un sueño, que algo existió y hacemos coincidir recuerdos y travesuras y pequeñas hazañas que hoy suenan a dislate. Y cuando las anécdotas saltan y se multiplican como grumos de lava viva uno comprende que aquello vivido, compartido, se agranda en el recuerdo; somos felices.
Si hay memoria quiere decir, que detrás, en algún momento, no importa si ahora lejano, existió una historia posible de ser narrada.
¿Se trata de relato entonces? quizás sí y quizás no, creo que más allá de lo que pueda escribir o contar, de esos años pasados o encarnizados en este presente confuso, no queda más rastro confiable que este cuerpo con arrugas y barba desprolija, que intenta a duras penas, convertirse en un hombre de bien.

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