Recuerdos
Por Ariel Fernandez
Aquellas tardes en que
nos eternizábamos en la antigua cancha de hockey del glorioso "Monstruo” o la de fútbol 5
de "Dieguito" en plena madrugada jugando interminables partidos "a la
pelota", como llamábamos a esos picados donde poníamos las garras y la
pasión de una final.
Cuando conversamos con
algunos de aquellos compañeros de infancia, amigos lejanos, cuando podemos
vernos y darnos un abrazo, comprendemos que todo aquello no fue un sueño, que
algo existió y hacemos coincidir recuerdos y travesuras y pequeñas hazañas que
hoy suenan a dislate. Y cuando las anécdotas saltan y se multiplican como
grumos de lava viva uno comprende que aquello vivido, compartido, se agranda en
el recuerdo; somos felices.
Si hay memoria quiere
decir, que detrás, en algún momento, no importa si ahora lejano, existió una
historia posible de ser narrada.
¿Se trata de relato
entonces? quizás sí y quizás no, creo que más allá de lo que pueda escribir o
contar, de esos años pasados o encarnizados en este presente confuso, no queda
más rastro confiable que este cuerpo con arrugas y barba desprolija, que
intenta a duras penas, convertirse en un hombre de bien.
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