lunes, 16 de julio de 2012

Apuntes para los amigos

Nuestra amistad no depende de cosas como el espacio y el tiempo.
                                                                                Richard Bach.



Hay años que se escapan por caprichos,
entre sueños que se olvidan
y deseos que reflejan nuestro presente vulnerable
y ajeno a toda capacidad de estrategias estrictas,
que vuelven y se actualizan
en cada sensación placentera que sobreviene en nosotros,
que sobreviven en cada palabra de aliento dada
sin la necesidad de recibir respuesta alguna.
Hay rostros que pertenecen a un pasado
que no dejamos de ser
y a un futuro distante al cual pertenecemos sin conocerlo aun,
rostros que se acrecientan sin arrugas
y carcajadas delirantes que reflejan la felicidad
y la bondad de la preocupación por el otro.
El tiempo se detiene en cada recuerdo que se afianza
y que crece ante la convicción absoluta
de que nadie nos puede arrebatar las lecciones aprendidas
en aquella época que no es distinta de esta,
y que (por suerte) nadie más que nosotros
podrá comprender los por qué
de la transformación que sufrían nuestros miedos y fracasos
con el simple y complejo acto de estar juntos
compartiendo una botella de cerveza.
Las imágenes se superan y se superponen,
un viaje y una borrachera,
un silencio comprensivo y un llanto que comparte el dolor con rostros de impotencia
y de una fortaleza inquebrantable,
los desamores correspondidos
y las confesiones inconfesables,
las teorías y las creaciones filosóficas
de cada madrugada secuestrada.
Los siento ineludibles y certeros,
cercanos a pesar de la distancia
y con la complicidad intacta,
fortalecida y distorsionada
por las variables que adquieren nuestras vidas  
y que se filtran de forma automática
en las anécdotas del pasado.
No quiero hacer teorías
ni comprobar hipótesis gastadas,
solo me saco el sombrero ante cada uno de ustedes,
ante mis amigos, 
para decirles y recordarles
que siempre pueden contar conmigo.

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