miércoles, 4 de julio de 2012

Es de esperar

"lo que venga vendrá,
y no vendrá nada, y es mucho".
                                   Julio Cortázar.












Es de esperar que ya no espere,
por cansancio o por realidad,
por la ausencia de una palabra verdadera.
Es lógico que mis manos tiemblen de dolor
si no encuentro la mirada que salve mi esperanza.
Me busco sin que llegue a encontrarme
entre cadáveres de olvido
y restos imprecisos de memoria
con imágenes que no me corresponden
y ordenes que nunca obedecí.
Sin embargo;
concibo que en algún rincón
se termina la oscuridad.
Elijo quedarme con una mirada tierna
genuina, sin tonos grises de impaciencia.
Voy al bar que me reconoce,
a la esquina indicada
en el choque exacto
entre la sabiduría del dolor
y el último trago de vino abandonado.
Es de esperar que nadie me escuche,
que nadie intente subir las escaleras
que no dejo de recorrer con mis pies cansados.
Me alejo del deseo de esperar
con la seguridad que todo llega,
a pesar del desperdicio
que cada uno hace con su vida.


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