Por Ariel Fernandez
Mientras que en las calles de
Atenas, allí donde dicen que nació la sabiduría de Occidente, es decir, la
sabiduría que parió el sistema capitalista, mientras que entre esas piedras hoy
devenidas en ruinas todavía arden las barricadas del mayo griego en contra de
los ajustes que imponen las máximas expresiones del mencionado sistema, una cifra
comenzó a recorrer el mundo.
Nueve millones de niños mueren antes
de cumplir los cinco años.
Cifra que resulta sencilla y simple a la hora de escribir pero que es imposible de imaginar. ¿Cómo hacer para ponerle la respectiva carita a cada una de esas nueve millones de unidades que componen la cifra de la impunidad y el genocidio?
Cifra que resulta sencilla y simple a la hora de escribir pero que es imposible de imaginar. ¿Cómo hacer para ponerle la respectiva carita a cada una de esas nueve millones de unidades que componen la cifra de la impunidad y el genocidio?
No llegan a primer grado. No
aprenderán a sumar ni restar, apenas descubrirán el significado de algunas
palabras y después dejarán de abrazar a los suyos.
Mientras el sistema invierte
miles de miles de millones de dólares para salvar a los bancos que luego
hundirán a los pueblos, los chiquitos pobres de las naciones saqueadas no
tendrán oportunidad de conocer el misterio de la palabra futuro.
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